Recuerdo tus dos ojitos
del color del ámbar. Esas dos pequeñas linternas color miel, que toda mi vida
iluminaban con su luz. Cuando miraba esas dos piedras de ópalo de fuego, ese
marrón rojizo, me sumías en un pozo sin fondo, repleto de sentimientos como si
entrásemos en una gran biblioteca con un montón de temas distintos que leer.
También me acuerdo de ese color cuarzo marrón cuando mirabas al sol, como si te
alejases de aquí y entrases en un lugar muy lejano, pero a la vez hermoso como
una rosa en su madurez, tus pensamientos. Me acuerdo y deseo que esas dos
cuevecitas nunca formen una cascada azul celeste, nunca… Esos dos pequeños
panales de miel seguirán endulzando la vida de mucha gente hasta haber saciado
el mundo. Pero a mí se me pasó la oportunidad como aquel que pierde el tren
hacia su felicidad y se queda anclado en aquel bonito pasado en el que un día
vivió.
Bueno espero que os haya gustado.
Un saludo, Edu
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