El más bonito ¡qué genial!

Es increíble lo insignificante que es el paso del tiempo y lo que pueden cambiar las cosas sin que te des cuenta (o dándote cuenta).

¡Hola Bloggy!

Seguramente te preguntes que a qué viene esto. Verás, ayer me vino a la cabeza una idea pero no sabía muy bien que palabras darla para poder calificarla con un ¡qué genial!.

El de arriba ha sido el segundo resultado de la fusión de la idea con las palabras. Sí, ya sé que el paréntesis no mejora la frase, sino  más bien lo contrario pero tenía que ponerlo.

El primer resultado de la idea no es tan elaborado,  es algo más personal y menos mundano:

EL TIEMPO PUEDE CONVERTIR EL MÁS BONITO «¡QUÉ GENIAL!» EN EL MÁS HORRIDO «¡QUÉ ASCO!».

He activado sin querer las mayúsculas y he visto que queda mejor más grande, así que lo dejo como está.

Dejando a un lado el tiempo presente, me voy a remitir al pasado, a cuando Anónimo dijo que Polito debería decir a Polita que la quiere. No me apetecía volver a tocar el asunto (por motivos que no voy a explicar en una entrada) pero voy ha hacerlo una vez más, para decir lo primero que me vino a la cabeza cuando leí el comentario de Anónimo: Polita, en teoría, sabe que Polito la quiere. Pero una de dos, ella o no siente lo mismo o hace lo mismo que Polito (o sea, ¿nada?).

Bueno Bloggy, ya acabo la entrada pero tengo que decirte dos cosas antes.

La primera es que Kai está bien, sus aparatos digestivo y excretor funcionan perfectamente… Su ala derecha sigue mal pero parece contento si le das calorcito. No le suelo llamar Kai, sino que me refiero a él como el pollito o el pajarito. Tanto decir pollito fue lo que me recordó lo de Polito.

Y aquí la segunda: reitero lo que dije de que, a veces, los sarcasmos van en cursiva. No todo lo que es cursiva es sarcasmo pero casi todos los sarcasmos van en cursiva.

Querido Bloggy, que disfrutes de este lluvioso (al menos en Burgos) y precioso día:)

Bon día,

   Mori