Querido Bloggy,
En esta ocasión te escribo para contarte una cosa a pesar de que no sé si te interesará. Te voy a hablar sobre lo que yo entiendo por ser una tumba, lo que significa para mí.
Verás, como creo que es muy fácil guardar un secreto sin más, me ofrezco dependiendo de la situación a dar un servicio extra: contar (en el caso de que me pregunten) lo que la persona que me confió el secreto me dijo que dijese.
Creo que se entendería mejor con la metáfora de la tumba. Esta es:
Tú vas una tumba, la abres y metes algo, como un secreto, dinero o un cadáver. A continuación la cierras y te vas.
¿Qué has conseguido con esto? Esconder información, sin más.
Pero, claro, si alguien ve tu tumba sin nada escrito, no va a saber qué pensar. Puede creer que no hay nada dentro o acertar y suponer que esconde algo (en esta situación en la realidad, estarías en un aprieto, sobre todo si la persona que sospecha, no sólo sospecha, sino que sabe que tu sabes algo. No podrías decir nada porque lo prometiste, te quedaría mentir… a mí no me va esa opción).
Para evitar esta situación, la persona que enterró el cadáver o lo que fuese en la cripta, tiene la opción de escribir en el mármol del mausoleo lo que sea que quiera que se piense de lo de dentro.
Eso es más o menos lo que tengo en mente, pero aclararé el final antes de despedirme: me refiero a que si la otra persona te cuenta un secreto X sobre Y, te podría decir que si te preguntasen dijeses sólo que has oído algo sobre eso, o admitas que sabes tres cuartos del tema, pero no estas seguro, o cualquier otra cosa.
Llega la hora de decirte adiós, así que, con esto y un bizcocho…
Hasta esta tarde a las ocho,
Mori
Posdata: todo esto sonaba mejor en mi cabeza.
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