lunes, 18 de agosto de 2014

133. Otra vez el trece.

¡Hola Bloggy!

Hoy te traigo el comienzo de una historia que no creo que vaya a continuar, pero bueno... que quizás continúe algún día. Ya veré. Allá va:



113. El trece se vuelve a repetir. Está vez con una cifra demás. Todo parece girar entorno a ese número: los integrantes de la última cena, la mala suerte, (miércoles 13), Marcus…
Desde que entramos en aquel sueño el dichoso número está presente en todo momento.

Veinticuatro personas entramos en aquel juego. Realidad amplificada decían. Por muy realista que sea, deja de ser un juego cuando alguien muere.
Así es. Marcus, un niño de unos 13 años con toda una vida por delante. Yo no le conocía, había ido allí con Christian y Christina (hermanos), amigos míos de toda la vida. Mi corta vida de 17 años que después de lo ocurrido me parece mucho más larga.

Al comenzar el juego aparecemos en una especie de páramo, no muy grande, se podía distinguir algún grupo de árboles en el horizonte. "No parece un mal sitio para unas prácticas de supervivencia (el objetivo del juego)" pienso.
Los gritos de una mujer nos hacen a todos girarnos para ver una pareja arrodillada junto al cuerpo sin vida de un niño, Marcus.

Antes de comenzar nos avisaron de que la única forma de salir de la simulación era completar el juego y que si alguien no pudiera continuar, estalo ayudaría automáticamente de alguna manera. Nos aseguraron que en ningún momento correríamos peligro real. No nos dijeron nada sobre poder perder la vida...



Hasta aquí la historia,


   Mori



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