En ese periodo de tiempo algo le pasó a ella, porque desapareció de su vida sin dejar rastro, como arrastrada por el viento.
Desapareció de su vida y no lo parecía: al principio él no estaba preocupado, “ya aparecerá, dale un par de horas” decía tan tranquilo…
Desapareció de su vida y no dijo ni adiós. Pasaron las dos horas y unas cuantas más. Ni rastro. Por ninguna parte. Ni una pista.
Llegó a creer que no se fue… La veía en cada esquina de cada calle de sus recuerdos.
Llegó a creer que seguía ahí, que le seguía los pasos y que pronto se le acercaría.
Así siguió viviendo: en el recuerdo y la imaginación.
Llegó a vivir una larga vida con ella. Todo recuerdos e invenciones, pero para él era real.
Y llegó el día en que se dió cuenta de que no, de que efectivamente no había sido real. Vio la verdad y no la pudo soportar. Se derrumbó.
Pero entonces escuchó una risa. Notó el calor del sol en la cara y abrió poco a poco los ojos.
Lo primero que vio fue la luz del sol colandose por la ventana.
¿Y lo segundo? Lo segundo fue unos ojos que le miraban yuna silueta tumbada en la cama junto a él.
Era ella.
Todo había sido un horrible sueño, una broma cruel de su subconsciente. Pero eso ha no importaba, volvía a estar con ella. Nunca se había ido.
Aunque, ¡espera! ¿Y si sólo volvía a imaginar?
Mori
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